domingo, 3 de abril de 2011

Ruinas de numancia

Numancia, Soria

               Numancia es el nombre de una desaparecida población celtíbera situada sobre el Cerro de la Muela, en Garray, a 7 km. al norte de la actual ciudad de Soria, España.
En el año 153 a. C. tiene el primer conflicto grave con Roma, al dejar entrar en la ciudad a unos fugitivos de la tribu de los bellos, procedentes de la ciudad de Segeda (actualmente sus restos están situados entre Mara y Belmonte de Gracián. Los numantinos, al mando de Caro de Segeda, consiguen derrotar a un ejército de 30.000 hombres mandados por el cónsul Quinto Fulvio Nobilior, pero hubo que lamentar que su jefe, Caro, muriera en la batalla.

               Tras veinte años repeliendo los continuos e insistentes ataques romanos, en el año 133 a. C., el senado romano confiere a Publio Cornelio Escipión Emiliano El Africano Menor la labor de destruir Numancia, a la que finalmente pone sitio, levantando un cerco de 9 km. apoyado por torres, fosos, empalizadas, etc. Tras 13 meses de hambrunas, enfermedades y tras agotarse sus víveres, los numantinos deciden poner fin a su situación. Algunos de ellos se entregan en condición de esclavos al ejército de Publio Cornelio Escipión Emiliano, mientras que la gran mayoría de los numantinos decidieron suicidarse, prevaleciendo su condición de libertad frente a la esclavitud de Roma.

Origen y situación


Calle de la Numancia romana, con una de las domus del barrio sur.
 
                  No está muy claro si era una ciudad que pertenecía al pueblo de los pelendones o de los arévacos. En este sentido, Plinio el Viejo afirma que es una ciudad pelendona, aunque otros autores, como Estrabón y Ptolomeo, la sitúan entre los arévacos. Las principales conjeturas respecto a esta cuestión radican en el origen histórico de la llegada de ambos pueblos al actual suelo español. Los arévacos vinieron a la península posteriormente a los pelendones y los desplazaron hasta el norte de Soria, no quedando claro cuál de ambos fue el auténtico precursor de la ciudad de Numancia.

                 La principal fuente de datos sobre la antigua vida en Numancia proviene de la arqueología, puesto que apenas subsisten restos escritos sobre la vida cotidiana de sus habitantes.
La ubicación geográfica de la ciudad celtíbera se sitúa en el Cerro de la Muela de Garray, un punto estratégico delimitado por las montañas del Sistema Ibérico, desde el Pico de Urbión hasta el Moncayo, y rodeado por los fosos del río Duero y su afluente, el río Merdancho. Su superficie pudo haber llegado a las ocho hectáreas.

                  Su primera ocupación data del Calcolítico, a comienzos de la Edad del Bronce, (entre el 1800 a. C.-1700 a. C.). Perduraría un asentamiento de la cultura castreña de la Edad del Hierro hasta el siglo IV a. C. Tras ser arrasada por Roma, la ciudad no estuvo mucho tiempo sin ser ocupada, encontrándose restos de poblamiento pertenecientes al siglo I a. C. Esta época se caracteriza por un urbanismo bastante regular, aunque sin grandes edificios públicos. En el siglo III comienza su decadencia (aunque se han encontrado restos romanos del siglo IV).

Estructura de Numancia

               El profesor de la Universidad Complutense de Madrid y director del equipo arqueológico que actualmente trabaja en Numancia, Alfredo Jimeno, la describe así:
La amplia superficie excavada (unas seis hectáreas) aporta pocas referencias de la ciudad más antigua (destruida en el 133 a. C. por Escipión Emiliano, ofreciendo una mejor información de la ciudad celtíbera del siglo I a. C. y de la romana imperial, que presentan una ordenación en retícula irregular, sin dejar espacios libres o plazas.
Alfredo Jimeno. Revista de Historia de Iberia vieja, número 6. 2005
             Empedradas con cantos rodados, las calles se orientaban en dirección este-oeste para protegerse del frío. Cuando llovía, los desagües de las casas vertían el agua y el lodo a la misma calle. La presencia del río Duero implicaba zonas encharcadas en el territorio.

             Las casas se agrupaban en manzanas y se alineaban aquellas más cercanas a la muralla. Las casas, de unos 50 m², tenían tres habitaciones. Los primeros hogares célticos fueron de dos estancias, y con el tiempo se añadió la tercera, frente a la casa y con la puerta cerrada. En la habitación principal, los numantinos comían, dormían y amaban; empleaban otro cuarto como despensa y un tercero como vestíbulo y entrada.

Reconstrucción de una vivienda celtibérica en Numancia.
 
              Los hogares eran de piedra, aunque había elementos de madera, adobe, barro y paja; la techumbre quedaba constituida por trendazos de centeno. Los numantinos recubrían el suelo con tierra apisonada para caldear el ambiente. Las casas eran cálidas y acogedoras.

             En cuanto a los alimentos, la carne se alternaba con los cereales, frutos secos y legumbres. También había vino con miel y la famosa cerveza llamada caelia, hecha de trigo fermentado.

             Un elemento interesante era la presencia de corrales rectangulares, anejos a las casas. Era costumbre de los habitantes bañarse en su propia orina, pese a ser cuidadosos y limpios en su manera de vivir, según Diodoro Sículo y Estrabón.

             Una muralla reforzada por varios torreones, con cuatro puertas de entrada y salida, defendía a sus habitantes, que podían vivir de modo permanente en un número de 2.000.

Numancia en la actualidad

                En la actualidad, Numancia es un yacimiento arqueológico de la provincia de Soria, declarado Bien de Interés Cultural incoado desde el 25 de agosto de 1882 y declarado el 29 de agosto de 1882.

Recreación de las murallas en Numancia de la actualidad.
 
                 Este yacimiento es excavado en la actualidad, por un grupo de arqueólogos de la Universidad Complutense de Madrid bajo la dirección de Alfredo Jimeno, mediante fondos de la Junta de Castilla y León. Cada verano se realiza una campaña en el yacimiento que abarca los meses de julio y agosto, y posteriormente, los restos arqueológicos son analizados en los laboratorios de dicha universidad.

                 Desde 2003 se vienen realizando los trabajos de excavación en la Manzana XXIII. El proyecto actual pretende subsanar las dudas arqueológicas existentes en el yacimiento, en torno a los espacios domésticos, puesto que las otras manzanas fueron excavadas por Schulten, Melida, Taracena y otros arqueólogos de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, los cuales no usaban metodología arqueológica de documentación exhaustiva de localización e identificación de los espacios.

Amenazas

                   Desde 2007, los restos arqueológicos de Numancia se han visto envueltos en la polémica por un proyecto desarrollado por la Junta de Castilla y León con el apoyo del ayuntamiento de Soria que pretende la construcción polígono industrial «Soria II» en las proximidades de las ruinas, sobre todo cercano a los restos de los campamentos romanos. Diversas instituciones culturales y educativas han emitido artículos en contra de este plan, debido al impacto paisajístico que causaría, si bien los restos en sí no resultarían dañados, como se establece desde instancias oficiales.

                 Estos son algunos ejemplos de lo emitido contra este polígono desde diferentes instituciones:
  • La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando remitió el 5 de diciembre de 2007 una carta al alcalde soriano, Carlos Martínez Mínguez, en la que transmitía su «inquietud al conocer el proyecto para construir un polígono industrial en el paraje conocido como El Cabezo, que afectaría negativamente y de un modo irreversible a unos de los paisajes históricos de esta provincia, que visual y físicamente lindan con lugares como Numancia, Ermita del Mirón y San Juan de Duero».
  • La Real Academia de la Historia dice «toda intervención en este entorno debería hacerse con sumo cuidado de no devaluar el patrimonio paisajístico de la ciudad. En efecto, los miradores de la ciudad, empezando por los del Parque del Castillo y la Ermita del Mirón, se proyectan sobre esta garganta del Duero, y son una de las señas de identidad más reputadas de la ciudad.

Urbanización del campamento de Alto Real

                 Por otro lado el campamento romano de Alto Real a pesar de su valor histórico y arqueológico, está siendo arrasado, ya que se está construyendo en él una urbanización de 288 viviendas, que se justifica por haber sido aprobada en 1985, antes de la declaración de Zona Arqueológica de Numancia y los Campamentos y Cerco Romano, que tuvo lugar en 1999. Así, esta urbanización se suma a la ya construida en la subida a Numancia: Urbanización Numancia. Esta dos agresiones al yacimiento numantino, una consolidada y otra en fase de realización, han contado con el beneplácito del ayuntamiento de Garray, el cual ha concedido a la empresa Telefónica la instalación de la línea y la construcción de las arquetas que han arrasado el subsuelo en el que se asienta el campamento en cuestión.

               Para intentar contrarrestar las críticas, se ha realizado una reconstrucción virtual junto al hito que señala la localización del campamento, tal como lo estableció Schulten. Dicha reconstrucción consiste en recrear la supuesta planta del campamento a base de delimitar, mediante tablones y arena de distinto color, unos supuestos barracones, sobre el emplazamiento del campamento (que no ha sido excavado), y sin respetar tampoco el trazado del vallum o muralla del cerco. Se incluye también en el denominado Pasillo Verde, adscrito al proyecto de la Ciudad del Medio Ambiente, siendo la Consejería de Medio Ambiente quien ha dado los permisos para llevarlo a cabo.

               Se sigue por tanto adelante con uno de los proyectos que degradarán de forma irreversible el entorno de Numancia, sin que las autoridades responsables de su protección hagan nada para impedirlo, siendo más bien las promotoras de su destrucción.
Por ello, el conjunto del yacimiento de Numancia ha sido incluido en la Lista roja de patrimonio en peligro, que la asociación Hispania Nostra empezó a elaborar en el año 2006.

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